miércoles, 10 de enero de 2007

Soñar no cuesta nada

Nuestro buen cliente, el politólogo nos trae esta perorata y casi casi me convence que pagar impuestos es bueno. A lo mejor con un par de tequilas y le creo.

Saludos

El Cantinero


Soñar no cuesta nada

1/3/2007

Los costarricenses hemos demostrado nuestra capacidad y talento en muchas áreas del quehacer humano; nuestro ingenio y sagacidad parecieran no tener límites; pero, si hay algo en lo que fallamos es en las cosas más obvias y elementales; a veces porque no vemos la realidad y la mayor parte de las veces porque no la queremos ver.

Somos especialistas en demandar servicios de calidad divagando con las glorias del "primer mundo", para que los representantes populares las incluyan en sus planes y programas de Gobierno; revisamos minuciosamente su labor en este sentido y las partidas que se asignan en los presupuestos para tal fin. Y claro, nos quejamos porque son insuficientes.

Incluso, somos expertos en teorizar sobre políticas públicas eficientes, en relación con los costos, y eficaces, en el alcance de los objetivos, buscando respuestas al qué, cómo y cuándo producir para solventar las necesidades de la vida moderna.

Sin embargo, cuando se comenta sobre incrementar la recaudación fiscal, se dan brotes de sordera colectiva que vuelven inútil la discusión y nos vuelven a dejar como al inicio: con planes pero sin dinero.

Lo más sorprendente de todo no es la negativa a pagar más; sino, el hecho de que nosotros tan democráticos, tan visionarios y tan amigos del diálogo como le andamos contando al mundo que somos, nos neguemos la oportunidad de desarrollar planes a mediano y largo plazo en el marco de una visión país que tenga como fin primordial la maximización del bienestar social.

¿Cómo vamos a financiar los ámbitos que ameritan la intervención estatal como la administración de justicia, campañas de salud, educación básica, vivienda de interés social, protección del medio ambiente, entre otros, si no contamos con los recursos económicos necesarios en las arcas del Estado? La sabiduría popular es clara: no se puede hacer chocolate sin cacao.

Así, Luis Mesalles recientemente nos recuerda que uno de los componentes del "Libro Blanco" de la Contraloría se centra precisamente en analizar si la carga tributaria del país es adecuada de cara a la experiencia internacional, utilizando tres enfoques.

El primero compara la carga tributaria del país, sin considerar las cargas sociales, con la de países de un PIB per cápita similar. El resultado es que nuestra carga es inferior en un 0,7% del PIB que los otros países.

El segundo enfoque muestra que la carga del país es inferior en un 4,3% del PIB, comparando países con un Indice de Desarrollo Humano parecido. Esto refleja que nuestro país ha sido muy eficiente en lograr un elevado desarrollo humano con menos ingresos, pero también, que necesita una carga mucho mayor para poder mantener el nivel.

Comparando países con un coeficiente de GINI similar, la insuficiencia de impuestos equivale al 2,7% del PIB (tercer enfoque).

En resumen, tenemos que la carga tributaria del país debería ser en promedio un 2,6% del PIB mayor a la que tiene actualmente, para estar al mismo nivel que países similares al nuestro.

Obviamente el proceso va acompañado de voluntad política y medidas que busquen mejorar la recaudación de los impuestos ya existentes; de una red de transparencia institucional y de evitar gastos superfluos. Pero no podemos continuar viviendo en un país donde el 90% del presupuesto está asignado con antelación al pago de salarios, pensiones y deuda.

Podemos avanzar o seguir soñando, porque soñar no cuesta nada.

Tonatiuh Solano Herrera
Politólogo

2 comentarios:

loco dijo...

A este señor Solano se le nota que soñar no cuesta nada. Y decir estupideces menos.

Anónimo dijo...

Diay Rigo...

Falacia ad hominem!!!! No vas al fondo del argumento sino que atacás al que lleva el mensaje.