viernes, 2 de febrero de 2007

Militares, caos o democracia

Este roquillo entró un día de estos al bar y después de unos vodkas empezó un cuento que pensé era ruso, pero poniéndole atención vi que la cosa va en serio.

SALUD

Militares, caos o democracia

Humberto Ortega: 40 viajes con armas de Cuba a Guanacaste por $30.000 cada uno

Dr. René Castro

Considero inaceptable que se nos plantee que promover una agenda de cambio en Costa Rica nos llevará a escoger entre la militarización y el caos. En mi opinión el presidente Arias nos ofrece una tercera vía: más democracia o, dicho de otra manera, una socialdemocracia flexible.

La supuesta militarización. Hace unas semanas, el expresidente Carazo dio declaraciones al periódico Granma, órgano oficial del partido comunista cubano, y diseminó una denuncia: la militarización de Costa Rica. Aún recuerdo, en el gobierno de don Rodrigo, los enfrentamientos de la Policía con una población que se quejaba por el alto costo de la vida, la carestía de frijoles, de leche o aceite. Además, nos son familiares sus excesos retóricos. Por eso, su “denuncia” no sorprende. Otros la sabemos absurda. Nos recuerda a los sofistas griegos: “La palabra que pudiera ser el tirano de los pueblos” (Gorgias, 487-380 ADC).

Una vieja relación. La relación de Carazo con el régimen castrista es de larga data. Por ejemplo, el general Humberto Ortega, exjefe del ejército sandinista, escribe: “ Por la atractiva suma de 30 mil dólares por cada viaje, logramos hacer llegar las armas y municiones a Llano Grande, en la provincia de Guanacaste, Costa Rica, y de ahí a nuestros campamentos en el Frente Sur. Esta misión requirió no menos de 40 viajes a Cuba” (La Epopeya de la Insurrección, pág. 392). El general también nos dice que esto hubiese sido imposible sin la alianza política de Rodrigo Carazo, Fidel Castro, y otros aliados de los sandinistas.

En nuestro país es poco sabido que en las democracias con ejército se vive una permanente pugna entre el secretismo y la transparencia, entre el control civil sobre los presupuestos militares y los manejos discrecionales, entre los derechos del ciudadano y los privilegios militares. En nuestra América aún la joven y ejemplar democracia chilena padece los fueros especiales de un ejército que además recibe y gasta parte de las regalías del cobre con escaso o ningún control civil.

Por eso, para Costa Rica es consustancial con su ser el antimilitarismo y por ello nunca más volverá a existir militarización en Costa Rica, gracias a don Pepe.

Sospecho que el expresidente Carazo y el grupo de costarricenses que denuncian la plaga de la militarización lo hacen a sabiendas de que el hecho singular de la civilidad costarricense nos hace asimétricos con los países vecinos. La unicidad tica les facilita sembrar la duda en las democracias armadas y los congracia con gobiernos de comandantes que ejercen el poder civil y militar.

Ottón Solís y Salom. Muchos de los hoy aliados de don Otón Solís fueron los líderes de los antiguos partidos de izquierda, que parecen querer importar de Venezuela no sólo petróleo, sino la “democracia de las calles”. Por las similitudes en las estrategias es oportuno citar al Dr. Claudio Fermín, quien denunció que la acusación de irregularidades se usó para justificar el retorno de los militares a la política: “sirvió de coartada para que partidos y grupos políticos sin ningún apoyo, perdedores de todas las elecciones, se refugiaran en el argumento prefabricado según el cual les habían quitado, las elecciones, como si el PCV, el MAS, Causa R, o cualquiera de esos partidos hubiese alguna vez ganado elección alguna” (Claudio Fermín, Acción democrática, 2003).

Esto me recordó la intensidad de las acusaciones contra el TSE de Alberto Salom y también me retrotrajo nuestros años de estudiantes. Don Alberto desde la universidad nos incitaba a los de secundaria a bloquear las calles contra don Pepe Figueres. Pero repitieron tantas veces las consignas, las movilizaciones y la estrategia, que después de un tiempo nos sonaba rara, nos cansamos de faltar a clases y de oponernos a todo sin estudiar y sin ofrecer soluciones alternativas. La mayoría silenciosa se cansó, y miles de universitarios demócratas nos organizamos y derrotamos en las urnas a los líderes del no y del caos permanente.

La alternativa de Arias. Lo que el presidente Arias si está haciendo es plantear temas importantes para el desarrollo, aun si no son populares. Por ejemplo, en la pasada campaña electoral, sin remilgos planteó aprobar el TLC, subir la tasa de impuestos para financiar la lucha contra la pobreza, promover internacionalmente el Consenso de Costa Rica como relevo al de Washington y premiar a los países que reducen el gasto militar y aumentan la inversión social. El presidente Arias recomienda: “al pueblo hay que decirle la verdad y lo que debe hacerse y no lo que quiere oír”

La alternativa planteada por Arias nos llevará a ser de nuevo reconocidos mundialmente como un país de paz y naturaleza. Un país que quiere que sus jóvenes terminen al menos la secundaria, que considera un derecho el aprender un segundo idioma y el tener acceso a una computadora. Es decir, nada de regalados, sino, como reza la prescripción bíblica, “ a Dios rogando y con el mazo dando” o, en términos de la responsabilidad social empresarial, “enseñar a un hombre a pescar” es sacarle de la pobreza.

La vía alternativa propuesta por el presidente Arias desde su campaña nos reta a tener más gente educada, más mujeres jefas de familia con techo, pan y recursos para enviar los hijos a la escuela. Es decir, se trata de una democracia de oportunidades, no de regalos. Una democracia desar- mada y que atienda las necesidades del mayor número, y que, para el año 2021 , segundo siglo de su independencia, se siente entre las naciones desarrolladas del planeta.

Reitero: nuestra respuesta al caos y a la pesadilla de la militarización es más democracia, es decir, una socialdemocracia flexible y renovada.

2 comentarios:

Amorexia. dijo...

Y es muy cierto cantinero, jamás hemos creído que la resistencia a todo, obtusa y corrupta en pro de mantener privilegios exagerados y desproporcionados a el sector público, a costa de el pueblo sea nada bueno, y el proletariado de el socialismo siempre son, han sido y serán los mismos pocos menos el pueblo.

loco dijo...

Suponiendo que fue como dice el man ese.

Nada que ver la comparación. Está metiendo miedo a la pura bulla en un intento de darle más solidez a OAS.

La comparación nada que ver. En aquellos tiempos tal vez fue posible justamente porque Carazo era el presidente. Además que así es cómo trabajaba la izquierda de aquel tiempo.

Ahora la situación es diferente. Salom NO es el presidente. Su influencia no alcanza como para organizar semejante aventura. Podrá hablar mierda y hacer mucha bulla, después de todo es diputado. Pero de ahí a decir que Salom o la izquierda pueda emprender una lucha armada es solo su imaginación.

Y por supuesto que OAS jamás permitiría que se diera un movimiento así.

Al final, OAS no está peleando con dinosaurios gigantes que quieren destruir el país, como lo quiere presentar el escritor. Y a las lagartijas que tiene de oposición no les da el maní ni pal gasto. Aparte de que están todos desarticulados.

Otra cosa es que a OAS no se le dio el permiso para que hiciera lo que quisiera. Una gran cantidad de personas pueden no estar de acuerdo en el aumento de impuestos. Solo el abstencionismo representó alrededor del 35% (no me acuerdo la cifra exacta), más lo que NO votaron por OAS, más los menores de edad que no votaron, toooooodos ellos tienen derecho a reprobar un aumento de impuestos.

Muchos pensamos que el gobierno tiene demasiados impuestos sin cobrar, permitiendo evasión, como para cobrar más. Pensamos que la solución no es gastar más, sino más bien reducir el aparato estatal y reducir los impuestos, lo que de paso le aumentaría considerablemente los ingresos del estado. Otros también pensamos que se deben aplicar técnicas administrativas modernas a la obsoleta centralización y que el gobierno se dedique al área social, dejando al sector privado que abastezca el área económica.

Entonces no solo existe el derecho legítimo a negarse un aumento de impuestos si así se desea, sino que también hay razones concretas para pelear por lo que creemos correcto.

Este man está torciendo la jugada.